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Revisión del 16:35 15 oct 2024
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Ana Roiz López (Prof. Lua Bonita), Productora de Imagen Pública. Su primer acercamiento con este arte fue al ser invitada a participar en las clases impartidas por M. Guerreiro (CDO Mangalot) en la UAM-I, iniciando la práctica en 2004. Es alumna de M. Cigano. Participó durante varias ediciones del ENC en la planeación y eventos para la recaudación de fondos. Actualmente coordina el área de comunicación y redes sociales en LDM.
En su crecimiento como capoeirista se ha visto influenciada por sus camaradas Inst. Nora y Profa. China; ambas han sido un gran soporte para trabajar en equipo; Cm. Batería, Cm. Luis Baby, Prof. Simpatiquinho y Mon. Krusty han sido grandes consejeros y mentores para entender y crecer dentro de su práctica. Los maestros que considera más importantes en su formación son M. Cigano, M. Cabello y Prof. Loro (ENSA).
Los valores que describen su filosofía de trabajo en este arte son el respeto, la empatía y la solidaridad. El mayor reto al que ha hecho frente ha sido contrarrestar los estereotipos de género en la toma de decisiones. Junto a su compañera Inst. Nora, dirige el proyecto Ela Joga Capoeira que está enfocado en la visibilización de las mujeres dentro de este arte.
Entiende que la capoeira mexicana es la difusión, práctica y enseñanza de un arte extranjero con adaptaciones culturales y sociales a su cotidianidad, respetando su filosofía y origen cultural. Su meta a largo plazo es que todas las mujeres practicantes sean respetadas y visibilizadas por sus capacidades y talentos.
Miembro del grupo Longe do Mar
Semblanza
"Soy Ana Roiz y desde que tengo memoria nunca estoy quieta.
Desde pequeña practiqué diversas actividades artísticas y deportivas en las que encontré a través de la disciplina y el respeto y a lo largo de los años, la fórmula ideal para tener un buen desarrollo personal y profesional.
Fue en 2004 cuando me invitaron a participar en una clase de capoeira. Juro que al llegar ahí, no tenía idea de cómo cambiaría mi camino. Toda mi vida universitaria giró en torno a entrenamientos, rodas, exhibiciones, coreografías, fiestas y viajes.
La capoeira abrió un mundo de posibilidades para mí... algunas definitivamente muy lejanas a lo que podía imaginar. Me llenó de sueños desde el primer día y confieso que no imaginé llegar a donde me encuentro hoy.
Mi forma de involucrarme un poco más, fue a través de la participación comunitaria. Me integré a las actividades de organización del Encuentro Nacional de Capoeira y trabajé en la logística de eventos para recaudación de fondos.
Vaya que esto ha sido formativo, ya que gracias a ello he encontrado otras maneras de entender que siempre necesitamos del otro porque somos una comunidad.
Comencé mi labor como monitor de clases en la UAM-I en 2008. En ese momento, me sentía con muy pocas bases, pero tenía un gran interés en que la capoeira siguiera formando parte de las actividades deportivas de la universidad y puse todo mi esmero en hacerlo bien.
Ese inicio estuvo lleno de preguntas, porque no existía una planeación como tal de las clases, pero de alguna manera seguíamos el modelo de las clases del grupo, con la estructura del trabajo musical, calentamiento, diagonales, trabajo en parejas y una pequeña roda para finalizar nuestros encuentros.
Así llegué a 2010, año en el que me hice totalmente responsable del grupo de capoeira de la UAM. Ese fue un punto de inflexión muy importante, ya que me ayudó a definir que la capoeira no era solamente un pasatiempo, sino también comenzaba a formar parte de mi actividad profesional.
Mantener el trabajo del grupo vigente para las autoridades de la escuela fue difícil, dado que no consideraban trascendental nuestra práctica ya que no representaba un área competitiva que pudiera posicionarnos por buen desempeño entre sus distintas unidades.
Fue la constancia de los alumnos lo que logró mantener ese espacio de práctica hasta 2015. Durante estos cinco años, tuvimos entrenamientos en periodos activos y de vacaciones; fue posible realizar un encuentro interno en el que participaron varios integrantes de la comunidad Longe do Mar; recibimos la visita de Mestre Cabello y Contramestre Cipó y participamos en distintos eventos del grupo y de otras comunidades de capoeira en el país.
Reconozco el interés y entusiasmo de los que fueron mis alumnos en ese periodo. Recuerdo que al terminar las clases no faltaba la propuesta para continuar nuestra reunión. Muchas veces dentro de la escuela... jogando, tocando o practicando algún movimiento; pero también hicimos espacios para la papoeira sin que fuera precisamente yo quien tenía algo que enseñar.
Dentro de este periodo también, formalicé el trabajo dentro de las clases con diversas herramientas. Comenzamos a trabajar la parte musical no solo a través de la oralidad, sino con el reforzamiento de las letras de las canciones por escrito. Fortalecimos el trabajo con los instrumentos a través del uso de onomatopeyas y también integramos el cuerpo marcando el ritmo con nuestros pies. Gracias a lo aprendido en el primer seminario de formación del grupo pude generar una bitácora donde llevaba un seguimiento más puntual de lo que trabajamos.
Sé que mi metodología adaptada a lo que ya había aprendido con nuestros mestres y con el conocimiento adquirido en otros cursos y talleres generó muchas dudas en los alumnos. Muchos se preguntaban ¿por qué haríamos otra vez lo mismo? y algunas veces no era tan sencillo explicar que para poder avanzar necesitábamos trabajar más las bases de movimientos como la ginga o la bananeira que pensar en hacer movimientos más complicados o que requirieran mayor destreza física.
Otro momento importante fue el desarrollo del primer taller para preparación de exámenes en nuestro grupo. Ahí, sumando el ejercicio de la parte física, fue posible integrar también una forma estructurada para tener un espacio de estudio y reflexión sobre la historia de la capoeira.
Fue también en ese periodo que de la mano de mi gran amiga y compañera Inst. Nora, fue posible crear el proyecto Ela Joga Capoeira. Aquí, la suma de muchos factores fue la culpable de darnos maravillosos espacios de entrenamiento, reflexión y fortalecimiento de la comunidad con una evidente perspectiva de género.
Hablar de género dentro de la capoeira tiene innumerables panoramas, la mía no tiene gran particularidad pero este es un espacio para compartirla. Al ser responsable de una comunidad, fui señalada dentro y fuera de mi grupo. Asistía a rodas y al participar en la batería algunas personas cuestionaban la jerarquía que implicaba estar ahí... primero porque era mujer y después por el grado que tenía. Nunca me sentí cómoda con ello, pero en vez de desistir, continué formandome para tocar, pedía el berimbau gunga, cantaba y dirigía una roda. No tuve miedo.
En esos tiempos éramos pocas las mujeres que teníamos un liderazgo ante una comunidad o grupo. Recuerdo mucho la inspiración del valioso trabajo de nuestra Mestra Rosita y de Profa. Pérola... ellas fueron y siguen siendo referencias muy valiosas del trabajo de nuestro grupo. La entrega en su trabajo y la firmeza con que lo desempeñaban, hicieron que se sumaran otras mujeres a la instrucción de la capoeira. Ahora somos muchas más y deseo con todo mi corazón que este número incremente.
Las relaciones efectivo-afectivas entre mujeres siempre han sido un punto sobre las íes, sin embargo, creo que estamos en un momento de cambio en el que cada vez es más importante aprender a respetar cuando es posible entender que se puede sumar. Y qué mejor que sumar para reforzar nuestra comunidad capoeirista. Si no fuera por eso, por ejemplo, no tendríamos tantos años de realizar la roda conmemorativa del día internacional de la mujer.
En fin... estos cinco años fueron mágicos y estuvieron llenos de experiencias enriquecedoras para mí, y estoy segura de que así lo fue también para los que fueron mis alumnos, ya que sé que muchos de ellos continúan su práctica y con la pasión que la capoeira desata en nuestras vidas.
Tuve la oportunidad de integrarme como docente en un proyecto organizado por el INJUVE y ese fue un proceso muy importante para mí, ya que pude implementar un programa de clases enfocado a trabajar las habilidades sociales. El resultado fue satisfactorio al punto en que me pidieron que continuara trabajando con la institución con otro programa pero bajo el mismo esquema.
Así llegué a 2015 cuando recibí a regañadientes mi título de profesora. No voy a negar que no quería ese grado por innumerables razones, pero principalmente porque no me sentía lista. Tal cual lo han platicado otras personas de la comunidad, las metas que teníamos en un inicio dentro de este arte eran muy pequeñas. Recuerdo que cuando entré decía: “pues la corda amarilla y ya con eso me doy por bien servida”. Y heme aquí...
Tener un grado alto implica demasiada responsabilidad y no me sentía lista. Aún así, me dí la oportunidad de escuchar y entender por qué debía hacerlo. Probablemente si no hubiera tenido esa conversación con Mestre Cigano habría dejado hasta de hacer capoeira... sin embargo me decidí, cumplí los requisitos y participé en la ceremonia.
Asimilando todo y haciendo introspección sobre lo que quería en mi vida profesional decidí poner una pausa dentro de la instrucción de la capoeira y también disminuí mi participación en muchas actividades en las que antes estaba demasiado comprometida.
Fue en este tiempo que mi profesión como consultor en imagen pública hizo su aparición mágica para mantenerme activa dentro del grupo. Me integré formalmente a la Comisión de Comunicación donde hasta ahora colaboro y también ha sido una manera de aprender aunque no sea dentro de una clase.
El proyecto Ela Joga Capoeira se convirtió en punta de lanza para poder trabajar temas que nos mantenían inquietas y que necesitábamos explorar. Bajo un esquema diferente, se continuó con el trabajo, ahora enriquecido por un grupo de mujeres comprometidas con los objetivos y sumando a ello la presencia y apoyo de mi querida amiga Profa. China.
Hace poco más de un año, retomé la instrucción de capoeira pero esta vez con un público totalmente desconocido para mí: los niños.
Trabajar con ellos no ha sido tarea sencilla pero sé que estoy sembrando semillitas en sus vidas. Me emociona compartir sus logros, me encanta ver cómo poco a poco se involucran más y sobre todo disfruto en sobremanera el “intercambio” de energía y experiencia que tengo con mis alumnos.
Hoy organizo mis clases a través de una planeación trimestral, donde tengo que jugar con los objetivos de la empresa en la que trabajo y también con la disposición de los alumnos (o muchas veces de sus padres). Esta planeación está basada en la estructura del método LDM y a la par con lo que me funcionó en el proyecto del INJUVE sobre el trabajo con habilidades sociales.
Las dificultades a las que me he enfrentado tienen que ver más con la estructura del lugar donde lo hago en la que lo económico puede pesar más que lo funcional sobre la práctica de nuestro arte. Me gustaría que después de este periodo de transición y adaptación por el que estamos atravesando, sea posible formalizar que mis alumnos sean parte de una comunidad inscrita al grupo al que pertenezco.
Los aciertos en mi trabajo los veo materializados en las actitudes de los alumnos, en su interés, en que tienen ganas de quedarse más tiempo, en lo que mis alumnos me platican y le platican a los demás sobre la clase de capoeira. Estoy segura que vamos bien e iremos mucho mejor, y entiendo también que es un proceso, ya que la práctica de la capoeira no tiene comparación con las otras actividades que se imparten en el club.
La prioridad en mis clases está enfocada en la seguridad de los alumnos y en la satisfacción de su práctica. Me gusta que se vayan felices y sudados y sobre todo me encanta cuando van a buscarlos sus papás y les cuentan lo que hicimos o les cantan el pedacito de una canción que aprendimos ese día.
Creo que aparte de lo “obvio” que puedo enseñar dentro de la clase de capoeira, siempre procuro trabajar en base a los valores humanos principalmente en el respeto al otro y en la empatía. Me gusta aprender a tratar a mis alumnos conforme a sus rasgos de personalidad ya que me hace reforzar mi otro quehacer profesional que es la psicología social."
Ciudad de México 19 de Septiembre de 2020.
Texto presentado durante las actividades del Taller de Capacitación para formadores organizado por la comunidad Curumim Xochinahuac.